Primer premio: Esta foto está tomada desde una
avioneta que sobrevolaba Milford Sound (un fiordo) y sus
alrededores en la isla sur de Nueva Zelanda. Fue un vuelo de
unos 30-40 minutos, pero el más emocionante de mi vida.
Disparaba, disparaba y cada cosa que veía era más alucinante.
Esto era un pequeño lago que se había formado en la cima de
una montaña en una cordillera, sierra o lo que fuera,
totalmente nevada. Os diré que en tierra íbamos en manga
corta, pero en las cimas debían ser nieves perpetuas. Esta
foto es un buen resumen de un viaje tremendamente emocionante.
Es naturaleza a lo bestia, lo más puro de todo cuanto he visto
hasta ahora, pero me queda aún mucho por ver.
Segundo premio: Aquí se trata de la Playa de Piha, en
la isla norte de Nueva Zelanda, y muy cerca de Auckland. Fue
una excursión urbana pero en la que teníamos estás magníficas
incursiones fuera del asfalto. Este fue mi primer acercamiento
al Mar de Tasmania, si, si como el demonio de la Warner. En
esta playa se rodaron varias escenas de la película “El
Piano”. Confieso que no la he visto y parece que la fotografía
podría ser una buena disculpa para verla.
Tercer premio: A ver, como resumo yo mi estancia en
Queenstown, es imposible. Esta foto es discreta para lo que yo
recuerdo. Esta pequeña ciudad fue nuestro punto de entrada a
la isla sur de Nueva Zelanda. La isla norte es magnífica pero
para la isla sur me faltan las palabras y hasta la
respiración. Aquí lo que importa no son las ciudades, pueblos
más bien, si no lo que les rodea y esta foto es una mínima
muestra. Para situaros, Queenstown es la capital de los
deportes de aventura, pensad en todas las burradas que se
pueden hacer acabadas en ing (rafting, cañoning, etc ing) y
seguro que se han inventado aquí, es increíble las salvajadas
que hacen (y que algunas probamos, claro). Los alrededores son
bestiales, lagos magníficos como el de la foto, la cordillera
de los Remarkables y hasta un río donde en tiempos había
buscadores de oro. Para los cinéfilos de la comunidad del
anillo, contaros que buena parte de las mejores escenas de “El
Señor de los Anillos” se rodaron en esta zona. ¡¡Madre mia!!,
y yo pisé por los mismos sitios, aún no lo puedo creer.